martes, 8 de noviembre de 2011

Escritores Suicidas

         Dicen que el suicidio es un acto poético más propio de chalados como los artistas que de gente de a pie. Según algunos estudios, existe un alto número de artistas establecidos, más de lo esperado por el simple azar, que sufren o han sufrido desórdenes de la conducta: un cuadro maníaco depresivo o un pico de depresión grave. Está comprobado por estudios científicos que, durante los episodios de manías, se incrementa la productividad en los pacientes. Por tanto, está comprobado que los suicidios eran seis veces más frecuentes en poetas modernos británicos que en la población general. Todos los estudios comparativos que se han realizado confirmarían que, individuos altamente creativos experimentan graves desórdenes de conducta más que el resto de la gente.
         Sin embargo, el propósito de este artículo no es descubrir científicamente las causas que puedan inducir a una persona al suicidio, más bien indagar a través de las vidas de una serie de escritores que decidieron acabar con sus vidas y descubrir si hay o no denominador común que pueda llevarnos a pensar si suicidio y mente literaria tienen algo o mucho que ver.
         Con este artículo deseo proponer el suicidio visto desde una perspectiva particular que puedan compartir estos escritores. He elegido a diez escritores que se han suicidado por diferentes motivos. En él, trato de encontrar una conexión y, aunque la coincidencia pueda ser meramente circunstancial, no lo es tanto cuando se trata de una serie de personas que necesitan escribir sus propios fracasos, sus miedos por desavenencias amorosas, por traumas familiares, por una ideología o porque la vida les atormenta sobremanera.



         El miedo a la locura y al paso del tiempo es patente en tres escritoras: Virginia Woolf, Alejandra Pizarnik y Sylvia Plath.
         Alejandra Pizarnik fue una mujer desarraigada, incapaz de adaptarse a cualquier costumbre cotidiana. La temática que se sirve para escribir sus poemas es el miedo al paso del tiempo. El miedo como una sensación física y angustiosa que anula la voluntad. La soledad de la conciencia, del ser humano, la nostalgia de los recuerdos, la noche como símbolo de poesía. . Sylvia Plath, poeta apasionada y frágil, contradictoria y brillante, escribe en uno de sus diarios: "Tienes miedo de quedarte sola con tu propia mente".


         La muerte de alguno de los progenitores cuando estos son aun niños, marcan el destino en las vidas de estos escritores que a muchos de ellos llevan a la locura.
         La familia de Virginia Woolf, escritora inglesa de novelas y crítica literaria jugó un papel importante en su vida desde el principio. La muerte de su madre, más tarde la de su padre y la de su hermano fueron el detonante de una incipiente enfermedad, una enfermedad mental que fue la plaga de toda su vida.     La muerte del padre de Sylvia Plath cuando ésta cuenta con ocho años le lleva a una crisis personal a lo largo de su vida, una vida que se le hace insoportable. Su novela La campana de cristal, publicada en 1963 es una autobiografía acerca del intento de suicidio con pastillas.
         En cuanto al escritor ruso Vladimir Maiakovski, su padre muere cuando éste tiene trece años dejando a su familia en la ruina. Por otro lado, los padres de Alejandra Pizarnik, judíos-rusos, emigran y Alejandra no se adapta al nuevo ambiente. Le pesa un sentimiento de extranjerismo, de no pertenencia que le durará a lo largo de toda su existencia.
         Otra coetánea de Mrs. Woolf fue Alfonsina Storni. Su padre, depresivo y alcohólico, murió cuando Alfonsina contaba con catorce años. Se hizo actriz y recorrió diversas provincias con su compañía. Todos estos acontecimientos lograron que fuera una niña-mujer a una edad temprana y comenzara a sentir que se ahogaba en un ambiente que le resultaba insoportable.


         La mayoría de estos escritores sufrieron estados intermedios de depresión y trastornos o episodios suicidas como les ocurrió a Virginia Woolf, Larra, Sylvia Plath, Maiakovski o Hemingway.
         Durante su encarcelamiento, Vladimir Maiakovski comenzó a escribir poesía. En 1912 se traslada a San Petersburgo y durante estos años juega con imágenes de suicidio e inmortalidad. En 1961, Ernest Hemingway es ingresado por depresión que le producen unos fármacos y es tratado con electroshocks. Pero la depresión se acentúa con manía persecutoria e intentos de suicidio. En el caso de Alejandra Pizarnik, toda su obra está atravesada por la actitud trágica de la autora atraída por la fascinación de la muerte.
         Cuando Sylvia Plath cuenta con tan solo veinte años de edad, la tentación del suicidio la vence. Y ella mismo escribió: "Morir es una arte y yo lo hago excepcionalmente bien". Ariel (1965) está considerado como su mejor libro de poemas que, al igual que su poesía posterior publicada después de su suicidio, refleja un ensimismamiento y una obsesión por la muerte crecientes.
         Virginia Woolf sufrió estados intermedios de depresión y júbilo. La muerte de su padre en 1904  provocó otra crisis e intento de suicidio de la escritora inglesa, y más tarde con la publicación de su novela Mrs. Dalloway le hizo sentirse excitada y enferma.
         Estos apuntes biográficos, dan que pensar acerca de la creatividad y los trastornos de conciencia.

                            Las desavenencias amorosas es otro de los temas clave en las vidas de estos escritores. . Para Mariano José de Larra, los ideales de una sociedad que le tocó vivir a su pesar y sus problemas amorosos acaban con sus ganas de vivir. En su vida privada, la crisis se manifiesta en 1834 con los escándalos con Dolores de Armijo. Larra fue amargamente desgraciado en el amor. Se enamoró de una mujer que más tarde resultó ser la amante de su padre, se casó con Josefina Wetoret para finalmente separarse. Fue infeliz en su matrimonio.
         El marido de Sylvia Plath, Ted Hughes, la abandona porque se siente acorralado. Plath siente celos, ella no puede soportar que su marido se fije en otras mujeres. Hughes la deja al borde de un precipicio, un territorio que vuelve a cobrar vigor en los poemas que escribe en sus últimos meses de vida. Es la atracción de un vacío que ella trató de llenar con sus palabras.
         Vladimir Maiakovski se enamora de una mujer casada. A ella le dedica muchos de sus poemas  pero decepcionado en el amor, alienado de la realidad soviética y atacado por la crítica decide acabar con su vida en 1930.


                   Los viajes que realizan la mayoría de estos escritores son una forma de escapar de la rutinaria vida que a veces se les hace insoportable. Una forma de paréntesis a una vida llena de desilusiones y sinsabores. Alfonsina Storni viaja por Europa entre 1930 y 1934, mientras que Maiakovski emprende viajes por Europa, Estados Unidos México y Cuba. La vida de Virginia Woolf transcurre entre Londres y su casa de campo en Sussex. Por otro lado, la poeta argentina Pizarnik se traslada a París donde reside entre 1960 y 1964 donde trabajó para la publicación de cuadernos y colaboró con varias revistas.

                   La despedida de la vida de estos escritores no es original. La forma de suicidarse se repite en algunos. Así por ejemplo, Hemingway, Larra o Maiakovski, se suicidan pegándose un tiro. Un tiro certero y limpio, sin sufrimientos. En el caso de Virginia Woolf o Alfonsina Storni, se adentran en las profundidades del mar para expirar un último adiós a sus atormentadas vidas. A Alfonsina Storni le diagnosticaron un tumor en 1935. A esto se unieron largos periodos depresivos motivados por los suicidios de grandes amigos como el cuentista Horacio Quiroga. En octubre de 1938 viaja a Mar de Plata. Desde allí envía dos cartas a su hijo y un poema de despedida. Virginia Woolf se suicida en plena depresión en 1941 tirándose al río Ouse.                 
         Sylvia Plath se suicida metiendo la cabeza en un horno y Alejandra Pizarnik acabó con la suya tomando arsénico.

                   En cuanto a la crítica de la sociedad todos ellos lo hacen pero son las mujeres escritoras las que defienden los derechos de la mujer en una sociedad regida por hombres. Así, las horas que dedicó Virginia Woolf a la lectura fueron su verdadera educación ya que fue rechazada de los cursos universitarios debido a su sexo. Alfonsina Storni, madre soltera y feminista se traslada a Buenos Aires. Ella lucha por los derechos civiles de la mujer. Sylvia Plath es una de las escritoras que más ha contribuido a cambiar el modo en que se piensa, en la identidad de la mujeres más allá de estereotipos y clichés.

         Obras y premios:

         A pesar de sus extravagantes vidas, todos ellos demuestran aptitudes suficientes para que sus obras fueran reconocidas en todo el mundo. Algunas de ellas merecen ser destacadas aquí.


Hemingway:

         Entre sus primeras obras se encuentran los libros de cuentos Tres relatos y diez poemas (1923), su primer libro En nuestro tiempo (1924), relatos que reflejan su juventud, Hombres sin mujeres (1927),  El que gana no se lleva nada (1933),  Fiesta (1926), Adiós a las armas,  Muerte en la tarde (1932) Las verdes colinas de Africa (1935) Tener y no tener (1937)  La quinta columna,  Por quién doblan las campanas (1940), Hombres en guerra (1942), Al otro lado del río y entre los árboles (1950). En 1952 Hemingway publicó El viejo y el mar,  Premio Pulitzer de Literatura en 1953. En 1954 le fue concedido el Premio Nobel de Literatura.

Larra


         Los artículos más conocidos de Larra son "Vuélva Ud.mañana," "El casarse pronto y mal," "La Nochebuena de 1836," "El castellano viejo," "Yo quiero ser cómico," "Modos de vivir que no dan de vivir," "El café," "Literatura,". Su novela histórica, El doncel de don Enrique el Doliente,es un modelo de este género. El protagonista de la novela aparece también en el


Maiakovski

         Algunos de sus poemas fue Lenin (1925) ó 150.000.000 (1921)y comedias como La chinche (1928) y El Baño (1929).

Sylvia Plath

         Su primer libro, El coloso (1960) Ariel (1965) está considerado como su mejor libro de poemas que, al igual que su poesía posterior publicada después de su suicidio, refleja un ensimismamiento y una obsesión por la muerte crecientes. Poemas completos, que ganó el Premio Pulitzer en 1982, fue editado por su marido, el poeta británico Ted Hughes, en 1981. La campana de cristal (1963), Cartas a casa, (1950-1963). Otras obras, publicadas póstumamente, son Cruzando el agua (1971) y Arboles de invierno (1972) entre otros.

Alejandra Pizarnik

La tierra más ajena (1955)
La última inocencia (1956)
Las aventuras perdidas (1958)
Árbol de Diana (1962)
Los trabajos y las noches (1965)
Extracción de la piedra de locura (1968)
Nombres y figuras (1969)
El infierno musical (1971)
Los pequeños cantos (1971)
La condesa sangrienta (1971)
Botella al mar (1976)
Zona prohibida (1982)


Virginia Woolf

         Entre sus obras más conocidas están: "Orlando"(1928) ', ' Las olas '.(1931) ' Una habitación propia"(1929) ', ' Tres Guineas '(1938), ',Entre actos '(1941) o "La señora Dalloway"(1925)


         Ya hemos visto que la vida de estos escritores de diferentes nacionalidades tienen en común: por un lado una vida productiva en calidad de escritores y otra mísera y difícil en cuanto a lo personal. Los amores imposibles, una sociedad que no pueden cambiar y una permanente insatisfacción les lleva a  terminar con sus vidas.

         Hay sentencias que lapidan una vida llena de tormentos y sufrimientos. Lo que caracteriza a cada autor, lo que fueron en vida. Así se describe a Syvia Plath: "La búsqueda de una voz profunda y propia en literatura es lo que justifica su existencia". "El romanticismo para Larra no es otra cosa que el resultado de ese desasosiego mortal que fatiga el mundo antiguo en momentos de transición violenta. A Larra le mató la sociedad de su tiempo". Alejandra Pizarnik no pudo sobrellevar el acto diario de vivir".



martes, 9 de agosto de 2011

ESCRITORES SUICIDAS: EL POZO DE LAS ALMAS SOLITARIAS

 



          Dicen que el suicidio es un acto poético más propio de chalados como los artistas que de gente de a pie. El propósito de este artículo no es descubrir científicamente las causas que puedan inducir a una persona al suicidio, más bien indagar a través de las vidas de un serie de escritores que decidieron acabar con sus vidas y descubrir si hay o no denominador común que pueda llevarnos a pensar si suicidio y mente literaria tienen algo o mucho que ver.

          Según algunos estudios, existe un alto número de artistas establecidos, más de lo esperado por el simple azar, que sufren o han sufrido desórdenes de la conducta: un cuadro maníaco depresivo o un pico de depresión grave. Está comprobado por estudios científicos que, durante los episodios de manías, se incrementa la productividad en los pacientes. Por tanto, está comprobado que los suicidios eran seis veces más frecuentes en poetas modernos británicos que en la población general.

          La lista de escritores suicidas, reconocidos y anónimos, es interminable, pero he querido centrarme en estos escritores.
Son algunas de las causas de tormentos y adversidades de unos escritores que amaban la escritura pero despreciaban sus propias vidas.

          Finalmente, todos los estudios comparativos que se han realizado confirmarían que, individuos altamente creativos experimentan graves desórdenes de conducta, más que el resto de la gente.

          Para escribir este artículo, he elegido a cinco mujeres escritoras y a cinco hombres escritores que se han suicidado por diferentes motivos. En él, trato de encontrar una conexión entre estos escritores y, aunque la coincidencia pueda ser meramente circunstancial, no lo es tanto cuando se trata de una serie de personas que necesitan escribir sus propios fracasos, sus miedos por desavenencias amorosas, traumas familiares,  por una ideología o porque la vida les atormenta sobremanera

Deseo proponer el suicidio visto desde una perspectiva particular, desde la creación literaria: Escritoras como Virginia Woolf, Alejandra Pizarnik, Sylvia Plath, Alfonsina Storni y escritores como Jack London, Ernest Heminway, Larra o Vladimir Majakovski.

Virginia Woolf, escritora inglesa de novelas y crítica literaria, nace en 1.882. Las horas que dedicó a la lectura fueron su verdadera educación ya que fue rechazada de los cursos universitarios debido a su sexo.
          Cuando Virginia contaba con trece años de edad su madre murió; fue a partir de ese momento cuando empezó a sufrir síntomas de la periódica enfermedad mental que fue la plaga de toda su vida. Sufrió estados intermedios de depresión y júbilo.
          La muerte de su padre en 1.904 le provoca otra crisis e intento de suicidio. Enseñó literatura e historia inglesa. A lo largo de su carrera literaria tuvo buenas críticas y ayudaron a su mejoría.
          En 1.922 conoce a Vita Sackville-West y, a pesar de que Virginia está casada Leonard Woolf, dueño de una imprenta, no impidió que tuvieran una relación amorosa entre 1.925 y 1.929.
          Rechazó muchos premios académicos pero aceptó el premio Fémina en 1.938.

Se suicida en plena depresión en 1.941 tirándose al río Ouse.


Los padres de Alejandra Pizarnik, judíos-rusos, emigran y Alejandra no se adapta al nuevo ambiente. Le pesa un sentimiento de extranjerismo, de no pertenencia que le durará a lo largo de toda su existencia.  Fue una mujer desarraigada, incapaz de adaptarse a cualquier costumbre cotidiana. La temática que se sirve para escribir sus poemas es el miedo al paso del tiempo. El miedo como una sensación física y angustiosa que anula la voluntad. La soledad de la conciencia, del ser humano, la nostalgia de los recuerdos, la noche como símbolo de poesía y al final: la derrota, la impotencia y el aislamiento.
          El rencor hacia el ser humano es a veces muy patente, las humillaciones se contraponen a la fragilidad de la autora que se confiesa incapaz de seguir el tránsito vital humano.
          Pizarnik era una autora trágica atraída por la fascinación de la muerte. Residió en París entre 1.960 y 1.964 donde trabajó para la publicación de cuadernos y colaboró con varias revistas. Es una de las grandes poetas argentinas del siglo XX. Su gran problema fue la resistencia a abandonar el mundo de la infancia. Era una mujer torturada por su baja estatura, su gordura y su asma, fue una inadaptada y una mujer solitaria, sin embargo, esto no le impide integrarse sin problemas en el mundo literario de Buenos Aires entre los que vivirá noches saturadas de alcohol.

Se suicida con una sobredosis de seconal en 1.972.

Sylvia Plath es otra poeta que se suicida, porque la vida se le hace insoportable. Su padre muere cuando Sylvia tiene ocho años y desde entonces arrastra una crisis existencial a lo largo de su vida. Su novela La campana de cristal, publicada en 1.963 es una autobiografía acerca del intento de suicidio.
          En 1.956 se casa con un poeta inglés, Ted Hughes. La pareja se asienta en Devon, Inglaterra. Cuando tienen a su primer hijo, la pareja se separa. Sylvia se encuentra sola, con dos hijos y poco dinero.

Se suicida con gas  a la edad de treinta años.

Son muchos los escritores que se han suicidado a lo largo de la historia. Los que aquí presento son del siglo diecinueve y principios del veinte. Algunos de ellos se suicidaron porque arrastraban algún trauma familiar.

Alfonsina Storni tuvo a un padre depresivo y alcohólico que muere cuando ella cuenta con catorce años de edad. Se hizo actriz y recorrió diversas provincias con su compañía. Todos estos acontecimientos lograron que fuera una niña-mujer a una edad temprana y comenzara a sentir que se ahogaba en un ambiente que le resultaba insoportable.
          En 1.935 le diagnosticaron un tumor. A esto se unieron largos periodos depresivos motivados por los suicidios de grandes amigos como el cuentista Horacio Quiroga. En octubre de 1.938 viaja a Mar de Plata. Desde allí envía dos cartas a su hijo y un poema de despedida.
          Inició su carrera literaria con La inquietud del rosal donde expresaba sentimientos de un nuevo romanticismo. Viajó por Europa entre 1.930 y 1.934. En 1.920 conoce a Juana de Ibarbourou en un viaje realizado a Montevideo, Juana, aquella por la que escribió sus primeros versos.
          Su poesía es de una inmensa humanidad. El indignado sentir de una autora frente a la injusta situación de la mujer en una sociedad regida por hombres. Madre soltera y feminista se traslada a Buenos Aires. En 1.920 gana el primer premio municipal de poemas y el Segundo Premio Nacional de Literatura por Languidez.

Se suicida con una sobredosis de seconal en 1.972.






 



Las inquietudes de un aventurero como fue Jack London y la imposibilidad de cumplir su sueño o el pesimismo latente de la poeta Alejandra
Jack London nace en 1.876. A partir de los diecisiete años llevó una vida aventurera, siendo marinero, buscador de oro en Alaska, estudiante y corresponsal de guerra. Escribió novelas de diferentes géneros. En 1.903 logra su primer gran éxito con La llamada de la selva y le siguieron otras de aventuras El lobo de mar, Colmillo blanco. A pesar de su gran popularidad, se suicida envenenándose a los cuarenta años de edad.
         
         
          En cuanto al escritor ruso Vladimir Majakovski, poeta ruso se suicida pegándose un tiro. Su padre muere en 1.906 dejando a su familia en la ruina. En 1.909 fue encarcelado durante seis meses y perteneció al partido democrático ruso. Durante su encarcelamiento comenzó a escribir poesía. En 1.912 se traslada a San Petersburgo y, durante estos años, juega con imágenes de suicidio e inmortalidad.
          En 1.915 conoce a Lili Brik casada con un crítico. Emprende viajes por Europa, Estados Unidos, México y Cuba. Decepcionado en el amor, alienado de la realidad soviética y atacado por la crítica decide acabar con su vida en 1.930.

          Otro romántico, Larra, se suicida con veintiocho años pegándose un tiro. Nace en Madrid en 1.809 en plena guerra de la independencia. Las circunstancias históricas marcan los acontecimientos personales de su infancia. A los cinco años sale al exilio, a Francia. A lo largo de su obra, la desazón existencial se manifiesta siempre en función de la desesperanza política. El duende satírico constituye una acusación a la situación social y política  del momento y no es una empresa solitaria la del autor sino que representa a un grupo de jóvenes inquietos, disconformes, agrupados a su alrededor que se juntan en el café de Venecia y de allí se pasan luego al del príncipe para fundar “El Parnasillo”. Se casa en 1.829 y tiene tres hijos pero más tarde en aquel ambiente de reuniones y tertulias, entre salones y cafés conoce a Dolores Armijo, casada y con un hijo de un famoso abogado. Su amor por ella se trasluce en algunos versos íntimos. En su vida privada, la crisis se manifiesta en 1.834 cuando se separa de su mujer. La crisis continúa y emprende un viaje por Europa.
          Al final de su vida escribe poco pero entre los últimos artículos de su producción se hallan quizá los más extraordinarios y los más desesperados.
          La melancolía romántica tiene explicaciones históricas y sociales. El romanticismo para Larra "no es otra cosa que el resultado de ese desasosiego mortal que fatiga el mundo antiguo, en momentos de transición violenta". "A Larra lo mató la sociedad de su tiempo", sentencia Eduardo Haro. Fue víctima de la sociedad.
Para Larra, los ideales de una sociedad que le tocó vivir a su pesar y sus problemas amorosos acabaron con sus ganas de vivir.

         

          Ernest Hemingway, escritor norteamericano, buscó deliberadamente el peligro a lo largo de su vida: corresponsal de guerra, cazador de leones en África, corresponsal de guerra en la II Guerra Mundial y en la Guerra Civil Española. En 1.954 es galardonado con el premio Novel por su relato breve El viejo y el mar.

          En 1.961 es ingresado por depresión que le producen unos fármacos y es tratado con electroshocks. Pero la depresión se acentúa con manía persecutoria e intentos de suicidio. En 1.962 se pega un tiro a la edad de sesenta y tres años.

          La vida de estos escritores de diferentes nacionalidades tiene en común, por un lado, una  carrera literaria productiva y otra mísera y difícil en cuanto a lo personal. Amores imposibles, una sociedad que no pueden cambiar, fobias, maniáticos, obsesivos, insatisfechos, solitarios, llevan a estos escritores a terminar con sus vidas.

         


         
         



sábado, 16 de julio de 2011

ESCRITORAS ESPAÑOLAS

ESCRITORAS ESPAÑOLAS A LO LARGO DE LA SEGUNDA MITAD DEL SIGLO XX
por 
©Cristina Aparicio

Licenciada en Filología Inglesa, Universidad de Sevilla, 1998
            El ascenso social de las mujeres, la revolución femenina que se ha producido en Occidente durante los últimos cincuenta años ha tenido su reflejo, como no, en la Literatura. A lo largo de estos años han ido surgiendo numerosas mujeres escritoras y ascendiendo en el escalafón, en los premios, en el reconocimiento hasta situarse, hoy en día, a una escala igual (o casi) que la de sus colegas masculinos. En España este fenómeno ha sido especialmente significativo, seguramente porque en nuestro país la mujer partía de una situación de mayor atraso que en el resto de Europa. El propósito de este artículo es dar a conocer cómo las escritoras españolas, a lo largo de la segunda mitad del siglo xx, han ido abriéndose camino paulatinamente en el mundo de las Letras hasta llegar, como ocurre en la actualidad, a disfrutar de un reconocimiento literario y a una "normalidad" como escritoras hasta hace poco impensables.
            Concluida la Guerra Civil, tras un momento de declive general de la creación artística aparecen a mediados de los años 40 una serie de mujeres escritoras, nuevas voces que van a irrumpir con fuerza. Las novelas de estas nuevas escritoras destacan, como el resto de la novelística, por su afiliación al Realismo Social, que surge entre los años 1939 y 1962, cuando alcanza su momento de mayor auge.
            Algunas de las características de la literatura escrita por mujeres en esta época es el deseo de cambiar una sociedad en la que estas mujeres sufrieron la guerra de niñas o adolescentes. Sus historias están llenas de frustración, inadaptación, soledad o muerte. La mayoría de las historias describen la vida en el campo criticando la burguesía. El estilo que utilizan para narrar estas historias es sencillo y directo.
                   Pronto estas escritoras comienzan a ser avaladas por premios importantes. Carmen Laforet, Barcelona (1921) es la primera mujer en ganar el Nadal por su obra Nada, en 1944. Una novela sombría y existencial que refleja  la decadencia material y moral de la sociedad de su tiempo. Algunas otras obras de esta autora son: La mujer nueva 1955, La niña y otros relatos (1970) o Paralelo 35 (1967). A esta nueva voz se une la de Ana María Matute quien también refleja el desolado mundo de la posguerra y lo hace desde una perspectiva pesimista y existencial. Ana María Matute, Barcelona (1926) gana el Premio Nadal por Primera Memoria. en 1961. De los quince premios Nadal concedidos anteriormente diez habían recaído en hombres y cinco en mujeres. Con posterioridad al Nadal, Matute sería galardonada con diversos premios, entre ellos el Premio de la Crítica en 1958 y el Premio Fastenrath de la Real Academia Española por Los Soldados lloran de noche. Obras cruciales en la trayectoria de esta autora son  Los Abel y Fiesta al Noroeste donde deja ver un realismo social amargo y nostálgico, con descripciones detalladas de ambientes familiares. La obra de Matute es considerada unas de las aportaciones más significativas a la literatura de Posguerra, y ha ido oscilando entre el retrato de la realidad histórica, la recreación imaginativa y la profundización en varios temas recurrentes: La injusticia, el paso de la infancia a la adolescencia y la denuncia social. Después de un largo periodo de silencio, Ana María Matute ha vuelto a la actualidad literaria recientemente con la publicación de sus novelas Olvidado Rey Gudú y Aranmanath, ambas de corte fantástico.
            Carmen Martín Gaite, Salamanca (1925-2000) es otra de las escritoras premiadas con el Nadal por Entre Visillos (1957). Esta escritora también destaca por el Realismo Existencial que refleja en sus novelas. Al igual que Ana María Matute se le concederán posteriormente numerosos y destacados premios, como el Premio Príncipe de Asturias de las Letras, (1994)o el Premio Castilla y León de las Letras. Entre las obras más importantes de esta autora cabe destacar: El Balneario, (1955), Retahílas (1970)o Lo raro es vivir, (1996).
            En 1952 se crea un nuevo Premio Literario, el Planeta, con el cual muy pronto van a verse reconocidas estas nuevas voces femeninas que se asoman a una nueva era y que van tomando posiciones en un panorama como el de la Literatura, dominado hasta entonces, casi de forma exclusiva, por los hombres. Así ya en 1954  Ana María Matute recibe el Premio Planeta por Pequeño Teatro.
            A partir de 1960 la sociedad española entra en una época de profundo cambio, generado por el desarrollo económico, cultural y social. Empieza el progreso y con él se afianza un nuevo tipo de literatura, la hecha por escritoras. Son cada vez más las mujeres que escriben y que son publicadas.
            Entre 1960 y 1978 se produce en nuestro país, aunque de forma muy lenta, una apertura social y una renovación artística que pueden verse reflejadas en obras como El Cuarto de Atrás (1978) de Martín Gaite. Esta obra se crea entre dos épocas, la del Franquismo y otra nueva que comienza.
             A partir de los ochenta, las mujeres comienzan a ser premiadas de forma consecutiva y mayoritaria, cosa impensable hasta la fecha. La sociedad española había experimentado ya en esta época un profundo cambio a favor de las mujeres. También el mundo de las Letras comienza a considerar y a valorar a las mujeres escritoras, con lo cual el panorama de la literatura española se hace más rico. Ya no es sólo cosa de hombres, salvo raras excepciones; ahora es también de mujeres. Algunas como Rosa Montero, Maruja Torres, Carmen Posadas, Soledad Puértolas han crecido en una nueva sociedad, con nuevas perspectivas respecto a la mujer y el mundo laboral. Son escritoras que nacen entre los años cincuenta y sesenta y sus producciones literarias se dan a conocer en torno a los ochenta. Todas estas escritoras serán galardonadas con el premio Planeta entre  1989 y 2000. Casi todas ellas se confiesan feministas, al menos por gratitud histórica.-
            Rosa Montero nace en Madrid en 1951. Estudia periodismo, pero se considera escritora y periodista. Con su novela La hija del Caníbal su primera incursión como escritora, gana el Premio Primavera en 1997. Es una de las autoras más leídas de nuestro tiempo. Crónica del Desamor (1979), La Función Delta (1981) o Te trataré como una reina (1983) son algunas de sus obras. Rosa Montero es una escritora que llega a la madurez en los últimos años de franquismo y los primeros de la democracia. Según sus palabras:"-no podemos cerrar los ojos ante el fenómeno cada vez más comercial en que se está convirtiendo el mundo de los libros". Habría que preguntarse, al hilo de esto, en qué manera ha cambiado realmente y si con la aparición cada vez mayor de escritoras en los últimos años estamos ante una operación de marketing o, por el contrario, asistimos a un fenómeno social y cultural. En este sentido, Rosa Montero concibe  la literatura como algo único,-y no como literatura de hombres o de mujeres. Entiende la literatura como acceso a los otros mundos que llevamos dentro-y en ello no puede haber diferencia de sexos.
            Al igual que Rosa Montero, Maruja Torres es periodista antes que escritora. Nace en Barcelona en 1943 y cultivó todas las facetas del periodismo. Torres habla sobre el franquismo como algo que no quiere ni nombrar. Fue una etapa de su vida que le tocó vivir y que prefiere olvidar. Reconoce que fue una época de atraso cultural: había pocos libros y los que había eran caros. Se prohibieron muchísimas obras, había una censura muy férrea. Reconoce que culturalmente eran muy pobres y por eso se rebelaban. Sus obras hablan de inconformismo. Ella quería vivir de otra manera, dejando a un lado lo tradicional o lo convencional. Maruja Torres ganó el Premio de Literatura extranjera por Un Calor tan cercano en 1998 y el Premio Planeta por Mientras vivimos en el año 2000, una obra en la que describe el cambio generacional ocurrido en España y cómo las nuevas mujeres se han podido formar en un ambiente menos opresivo. Destacan otras obras tales como: Mujer en Guerra, (1999) Amor América, (1993) o Ceguera de amor, (1991).
            Otra de las escritoras en auge es Almudena Grandes. Nace en Madrid en 1960 y se da a conocer en el mundo literario por Las Edades de Lulú que fue Premio de narrativa erótica en 1989. Cabe destacar obras como Malena es un nombre de tango (1994) o Atlas de Geografía humana (1998). Tanto Las Edades de Lulú como Malena es un nombre de tango se llevaron al cine. Grandes dice ser escritora por equivocación y opina que lo importante para el escritor no son los premios literarios sino los lectores. Para ella, cada uno escribe desde los materiales de su propia memoria.
            Carmen Posadas es otra Premio Planeta femenina. Se lo concedieron en 1998 por Pequeñas Infamias. Nació en Uruguay en 1953 pero lleva toda su vida viviendo en España. Antes de dedicarse a la novela escribió literatura infantil, guiones y colaboró en prensa escrita. En la década de los noventa toca todos los géneros, teatro, cuentos, novela y ensayos. Para Carmen Posadas un premio es importante sólo en la medida en que puede darte a conocer, ya que en este país, los escritores o tienen mucho éxito o directamente se mueren de hambre. Se casó con el entonces director del banco de España Mariano Rubio. Otro de los premios en su haber es el de Literatura Infantil por El señor viento del norte , (1984).
          Soledad Puértolas, nació en Zaragoza en, 1947. Fue Premio Sésamo por El bandido doblemente armado, (1979) y Planeta en 1989 por su obra Queda la Noche. Puértolas reconoce que la narrativa española actual es más rica y que surge con más fuerza tras la dictadura franquista. “La vida cotidiana de entonces era de tonos grises, la Posguerra es gris”, dice, recordando las rígidas  normas convencionales de entonces. Todo ello era señal de una sociedad estancada y sin creatividad. Ahora sin embargo, para Soledad Puértolas “somos mucho más libres y tenemos que aprender a vivir con esa libertad”. Puértolas opina que el cambio que ha dado la mujer en nuestra sociedad ha sido revolucionario, “La mujer no sólo se ha incorporado al trabajo sino que ahora tiene un papel social que antes no tenía, ahora en el hogar se comparten las responsabilidades. En todos los ámbitos de la sociedad española están las mujeres presentes y eso significa un cambio muy importante". Pese a todo, opina también que ha habido una importante incorporación de la mujer, pero ningún desplazamiento de los hombres. Para Puértolas aun la mayor parte de los intervinientes en congresos son hombres, y la mayoría de obras son títulos de autores masculinos."Los críticos literarios son asimismo en su mayoría hombres, y el control sigue en manos de los hombres”.
Laura Freixas y su Literatura y Mujeres pone de manifiesto este cambio que han supuesto las escritoras en el panorama literario español en las últimas décadas del siglo XX. Freixas nace en Barcelona en 1958 . Escribe relatos como Cuentos a los Cuarenta y novelas como Entre Amigas. Para Freixas la creación artística es el camino para llegar a esa salvación de mediocridad y mentira. Opina que el hombre está más preocupado por la realidad y la mujer se refugia más en la fantasía. Considera que el hecho de que las escritoras actuales hablen de un mundo femenino tiene motivos históricos. Lo masculino ha sido siempre universal y lo femenino se ha visto siempre como algo particular. Las mujeres están aportando a la literatura una perspectiva nueva.
Y Rosa Regás, la última Planeta 2001 por La canción de Dorotea, es una escritora atípica ya que empieza a escribir a la edad de 58 años. Nace en Barcelona en 1933, es fundadora y directora de varias editoriales, y ha recibido varios premios de periodismo y otros tantos literarios como el Nadal en 1994 por Azul .
             En la actualidad estamos asistiendo a un boom de jóvenes escritoras que triunfan, con alguna polémica sobre si ese éxito obedece a su calidad literaria, montajes comerciales, a la editorial que las respalda o a los premios que se le otorgan. Pero lo principal es que son mujeres escritoras. Se trata de Lucía Etxebarria, Premio Nadal en 1997 por Beatriz y los Cuerpos Celestes, Espido Freire, Premio Planeta por Melocotones Helados, Clara Sánchez, Premio Alfaguara 2000 por Ultimas noticias del Paraíso o Eugenia Rico con La Muerte Blanca, premio Azorin de novela 2002. Una nueva generación de escritoras que vendrán a confirmar si el auge de la mujer en este terreno de las Letras es tan sólo una moda pasajera o, por el contrario, si las editoriales apuestan fuerte por las mujeres es porque realmente lo merecen.                        
©Cristina Aparicio

LA MÁQUINA DE ESCRIBIR AZUL

SOMBRAS EN MALVA la tienes ya en Amazón.

https://www.amazon.com/Sombras-Malva-Spanish-Christina-Ricio/dp/1505380391